¿Quién fue el mejor socio de Messi en la Selección?


La versión más completa del Diez en la Selección se dio cuando tuvo un compañero que le diera la pelota al pie y durante mucho tiempo ese hombre fue el volante de Boca.

"Lionel Messi no rinde igual en la Selección que en Barcelona porque acá no tiene un Xavi o un Iniesta para que le den la pelota". No debe haber habido argumento más repetido que ese cuando se intentaba explicar por qué el Diez no lograba trasladar el nivel que mostraba semana a semana en su club cuando le tocaba ponerse la camiseta del combinado nacional. Si bien se trata de un razonamiento que se queda reduccionismo algo exagerado, en el fondo esconde una verdad: para brillar, el rosarino necesita tener a su lado a futbolistas que lo entiendan. Y en los últimos años, no hubo ninguno que lo hiciera como Fernando Gago.

Por estos días, el nombre del jugador de Boca es mala palabra para un amplio sector de la patria futbolera, que asocia más su figura a las quejas y los reclamos constantes que a su producción dentro del campo de juego. Sin embargo, cuando se dedica a pensar a la pelota y pone su temperamento al servicio del juego, nadie puede negar que el volante es un futbolista que está por encima de la media. Por eso, no es casual que Messi haya logrado sostener en el tiempo su mejor nivel en la Albiceleste cuando tuvo a Gago a sus espaldas.

El Diez y el cinco juegan juntos con la camiseta celeste y blanca desde 2007 y siempre mostraron una buena química tanto dentro como fuera del campo de juego. Y cuando a Messi le gusta jugar con alguien, se nota: se acerca a ese compañero, recibe la bola y se la devuelve, lo busca con la mirada. Fue bajo el mando de Alejandro Sabella cuando la sociedad mejores frutos dio. Porque Pachorra decidió convertir a Gago en el Iniesta de su seleccionado (siempre salvando las distancias del caso): lo adelantó unos metros en el campo, le quitó responsabilidades en la marca y lo convirtió en el organizador del ataque. 

Y Gago hizo algo tan simple, y tan complicado a la vez, como darle la pelota al Diez en el lugar que la jugada pedía: unos metros adelante de su posición, para que la tome lanzado en velocidad cuando había espacio para avanzar; al pie, para que prepare el ataque; en cortada, cuando picaba por sorpresa. Durante las Eliminatorias para Brasil, se entendieron a la perfección. Y en la primera fase del Mundial, el lucimiento de Leo estuvo bien secundado por la ayuda de Gago. 

Sin embargo, lo que le sirve al Diez no siempre es lo que le conviene al resto del equipo. Y el hombre de Boca, entre lesiones y rezongos, perdió mucho terreno en el último tiempo. Ahora, después de algunas pruebas y cambios, el lugar que ocupaba el volante le corresponde a Ever Banega. El tiempo dirá si es lo que le sirve al mejor de todos para lucirse.

Fuente del texto: GOAL

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