Aunque Bianchi haya dicho "no me doy plazos", los dirigentes terminaron de soltarle la mano
Aunque Bianchi haya dicho "no me doy plazos", los dirigentes terminaron de soltarle la mano: de ahora en más lo van a evaluar partido a partido y si el DT no enderaza el rumbo, lo van a echar. Incluso ya se piensa en un plan B... B. Schelotto.
Puede resultar raro, desordenado, confuso. No se sorprendan: en el Mundo Boca no hay recetas ni para los jugadores, ni para los dirigentes, tampoco para los periodistas. Y para explicar lo que está pasando es necesario invertir el orden cronológico de los hechos para empezar por el final que todavía no sucedió, pero que todos saben que más temprano que tarde va a pasar: Carlos Bianchi está afuera de Boca.
“Si quieren que me vaya, me van a tener que echar”.
En un rincón, el hombre que supo construir en vida su propia estatua pero que desde hace 19 meses se está llenando de suciedad. Nadie mejor que él conoce el planeta en sí mismo que forman la Bombonera, sus oficinas y Casa Amarilla, con sus movimientos, intereses, llamados, operaciones. Se sabe acorralado por funcionamiento y resultados, aunque no lo quiera blanquear con los micrófonos encendidos. Pero cuando se desahoga ante los suyos reconoce la gravedad de la situación -lo que no significa que considere que no lo pueda cambiar y mucho menos que pueda irse por decisión propia. ¿Qué tiene que suceder para que el Virrey decida dejar el cargo al que tanto dudó en volver si los resultados no cambian? Que le llegue un telegrama de despido. Igual, piensa que sólo un integrante de la mesa chica no lo quiere. El resto, más mal que bien, todavía siente que lo apoya porque mientras la Bombonera lo siga bancando no se animarán a contradecir el deseo popular. En todo caso, desliza que será víctima del mismo operativo desgaste que padeció Riquelme, utilizando como herramienta a los medios de comunicación, pero que con él no tendrá el mismo resultado.
“La plata no es un impedimento. Al cementerio no nos va a llevar”.
En el otro rincón, la Comisión Directiva de Boca. Ellos también están acorralados por la falta de resultados conseguidos (sólo la Copa Argentina 2012). Y al contrario de lo que piensa quien todavía sigue siendo el DT, las voces en su contra se acumulan y repiten. Peor: los reclamos son similares desde hace tiempo -el desgaste se acerca a un límite peligroso. Tienen en claro, aunque no deja de sorprenderlos, que la única manera de que se vaya es echándolo. Y no van a dudar en ponerle hasta el último centavo de su contrato si la situación no cambia drásticamente y él mantiene la postura de no poner su renuncia a disposición (lo que consideran “un gesto de grandeza” que no concederá jamás). Desde ahora, lo evaluarán partido a partido. Se terminó el plazo que incluía la conquista de un campeonato en el semestre o la clasificación a la Libertadores 2015 como ítem excluyente para que continúe hasta la finalización de su contrato. ¿Qué significa esto? Que Boca tiene que empezar a ganar y ganar. Si no lo hace, si el equipo no pelea el torneo, no hay posibilidades que el Virrey llegue a dirigir el desempate con Vélez que le daría la última chance de dirigir la copa más importante de América.
A veces, para entender el final es necesario recordar el principio. El técnico que quiere Angelici desde que se postuló para presidente es Guillermo Barros Schelotto. El Mellizo nunca será el inmediato sucesor de Bianchi. Si, tal como cuentan, Ribolzi se hiciera cargo de un interinato largo, el 7 bravo tendría el camino liberado...
Fuente: OLE
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